lunes, 8 de junio de 2009

Ausencias
Cuando paso por tu puerta
La tarde me viene a herir
Con su hermosura desierta
Que no acaba de morir.

Tu puerta no tiene casa
Ni calle: tiene un camino
Por donde la tarde pasa
Como un agua sin destino.

Tu puerta tiene una llave
Que para todos rechina.
En la tarde hermosa y grave
Ni una sola golondrina.

Hierbas en tu puerta crecen
De ser tan poco pisada;
Todas las cosas padecen
Sobre la tarde abrasada.

La piel de tu puerta encierra
Un lecho que compartir
La tarde no encuentra tierra
Donde ponerse a morir.

Lleno de un siglo de ocasos
De una tarde azul de abierta,
Hundo en tu puerta mis pasos
Y no sales a tu puerta.

Y la tarde azul corona
Tu puerta gris, de vacía.
Y la noche se amontona
Sin esperanzas de día.

Miguel Hernández

Este poema del grandísimo autor Oriolano, me trae recuerdos empapados en una brisa humeda de las eras de la sal, empapados de sudor, de adrenalina, de nervios, de lágrimas, de indignación, de alegrias, de calor, de juventud, de despertar, de cenas sin hambre, de ganas de ganar, de almas diáfanas, de abrazos sinceros, de asumir injusticias, de querer al prójimo, de amigos que ya no están...y al mismo tiempo me dice: TODO MERECIÓ MUCHO LA PENA, TODO MERECE MUCHO LA PENA...UN SOLO ACORDE DE MIS COMPAÑEROS DE CORO SEGUIRÁ MERECIENDO LA PENA. OS QUIERO. GRACIAS POR ESTAR AHÍ.
Post by WM Choco.


1 comentario:

Juan Pedro dijo...

He habilitado este modo resumido (para probar).
Si posteriormente no nos gusta borraré el código.